Tras el anuncio de Elon Musk de frenar la compra de Twitter, las acciones de la compañía caen 20% en Wall Street

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Hace pocos días Elon Musk conmovió las redes sociales al anunciar la compra de Twtitter por unos u$s44.000 millones. Ahora vuelve a generar un impacto similar, pues acaba de anunciar  que suspende temporalmente la operación pues necesita más información sobre el volumen de cuentas.  Esta súbita rectificación y cambio de opinión del hombre más rico del mundo impactó en forma instantánea en el precio de las acciones, ya que en el premarket de Wall Street acusa una caída del orden del 20 por ciento, pues caen por debajo de los u$s36, muy lejos de los 54,20 dólares por título que ofreció el magnate por ella.

En las últimas semanas, varios fondos de inversión y otros millonarios se han comprometido a aportar 7.000 millones de dólares a los 21.000 millones que Elon Musk se comprometió a pagar de su propio bolsillo para adquirir Twitter. Entre los magnates que respaldan a Musk están el cofundador de Oracle, Lara Ellison; la firma financiera Sequoia; la plataforma de intercambio de criptomonedas Binance o el príncipe saudí, Ali Walid bien Talal, según un documento aportado a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés).

El magnate había anunciado que su intención era sacar de la Bolsa a la compañía una vez se hubiese concluido la operación de compra, así como ocupar el cargo de consejero delegado (CEO) -según adelantó en su día el canal CNBC- al menos durante «unos pocos meses» y que pasados tres años la vendería de nuevo.

«Acuerdo de Twitter suspendido temporalmente a la espera de detalles que respalden el cálculo de que las cuentas falsas/spam de verdad representan menos del 5% de los usuarios», ha escrito en un mensaje publicado en la misma red social de la que pretende ser dueño.

Musk ha dado a entender que la excusa para dejar su oferta en suspenso que no se fía de que la red de verdad tenga menos de ese 5% de perfiles o cuentas falsas activas. Esa cifra fue brindada por la empresa a la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos el pasado lunes 2 de mayo. En su tuit, Musk enlaza la información de Reuters que daba cuenta de esa comunicación.

Qué decía Twitter

En aquel documento, Twitter ya reconocía que ese porcentaje era fruto de un cálculo a partir de muestras y añadía: «Nuestra estimación de cuentas falsas o de spam puede no representar con exactitud el número real de dichas cuentas y el número real de cuentas falsas o de spam podría ser mayor que el que hemos estimado». Musk era muy consciente de la existencia de esas cuentas y en sus declaraciones públicas afirmaba que uno de sus planes era acabar con ellas.

La compra ya se daba por casi segura. Musk se refería a menudo a sus planes para reformar el modo en que funciona la compañía, entre los que se encontraba volver a permitir el acceso del expresidente estadounidense Donald Trump a la red social. Eso, muchos días después del anuncio de las cuentas falsas que ahora esgrime como excusa.

El mercado, sin embargo, no se terminaba de fiar de Musk y las acciones cotizaban ya antes del anuncio de este viernes claramente por debajo del precio de la oferta. Estaban a 45 dólares por título, cuando la oferta de Musk era un 20% superior. Si finalmente las cuentas falsas suponen un obstáculo para la misma, las valoraciones tendrían que ajustarse.

El diferencial ahora ampliado es un reflejo claro de que las dudas sobre que la operación salga adelante son crecientes. Musk lanzó su oferta poco antes de que comenzase un desplome de las acciones de las compañías tecnológicas y del Nasdaq, del que Twitter se ha librado en parte gracias a la oferta, que probablemente se ha quedado por encima de lo que sería necesario pagar ahora para hacerse con la empresa.

El precio de romper

A Musk le bastaría con pagar 1.000 millones de dólares para romper el acuerdo de compra de Twitter. Eso es menos de lo que se calcula que se habría depreciado la empresa en el mercado. Además, comprar Twitter ha llevado a Musk a comprometer la inversión en el fabricante de automóviles Tesla, que hace de él el hombre más rico del mundo. Ha tenido que aportar acciones como garantía y los títulos han caído con fuerza en Bolsa desde que se lanzó a la aventura de comprar Twitter. Romper el acuerdo puede ser un buen negocio pese a esos 1.000 millones de dólares.

Los analistas también especulan con la posibilidad de que Musk pueda utilizar el argumento de que no todos los usuarios de los que presume Twitter en sus cifras son en realidad cuentas activas y reales para tratar de bajar el precio a pagar. Esa salida quizá le dejaría en mejor lugar que una pura retirada, después de haber firmado la financiación e incorporado a múltiples socios a la operación.

Dado el alto monto de la inversión para comprar Twitter —incluso para el hombre más rico del mundo, 44.000 millones es una cantidad sustancial—, Musk no pretende llevar a cabo la compra en solitario, por lo que su decisión final puede afectar a otras fortunas. Musk comunicó hace unos días a la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos una lista de 19 inversores que participarán en la compra junto a él. En ella están desde magnates como Larry Ellison hasta clásicos del mundo de la inversión institucional, pasando por el fondo soberano de Qatar, el príncipe saudí Alwaleed Bin Talal Bin Abdulaziz Alsaud o la plataforma de criptomonedas Binance.

 

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