De la iglesia a los sets de grabación: la historia del hombre que fue cura y renunció para ser actor porno

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Norm Self, ex sacerdote de 89 años, dejó los hábitos y descubrió una nueva vocación en el cine para adultos. Su historia sorprende hasta en televisión.

No todas las personas siguen el mismo camino durante toda su vida. A veces, una carrera puede transformarse a medida que se experimentan nuevas etapas y se descubren otros horizontes. La televisión y otros medios suelen mostrar ejemplos de estos giros inesperados en la vida de alguien que despierta curiosidad para muchas personas que tienen dudas de cómo seguir adelante.

Norm Self es un claro ejemplo de ello. Este sacerdote retirado de Carolina del Norte, a sus 89 años, decidió dejar atrás los hábitos religiosos para incursionar en la industria del cine para adultos. » Es una experiencia liberadora y de unión con los demás», enfatizó.

La historia de Norm Self, el sacerdote que dejó los hábitos para ser actor de cine para adultos

Durante más de seis décadas, Self dedicó su vida al sacerdocio después de ser ordenado a los 18 años. Su vida parecía estar definida por el compromiso religioso y un matrimonio de 28 años. Sin embargo, en una etapa más avanzada de su vida, se permitió explorar y reconocer su atracción por los hombres. Este descubrimiento fue solo el comienzo de una serie de cambios que redefinieron su camino personal y profesional.

El verdadero giro en su vida llegó cuando, una vez divorciado acompañado de su pareja actual al rodaje de una película para adultos. Cómodo por el ambiente de libertad y aceptación que encontró allí, decidió participar como actor. Desde entonces, Self protagonizó cuatro películas y ha adoptado un enfoque diferente hacia la sexualidad, el placer y su conexión con la espiritualidad. Su meta es eliminar las normas negativas sobre el sexo y promover la idea de que disfrutar del placer es un derecho inherente de todas las personas.

Para el actor, la madurez enriquece las relaciones y ofrece una perspectiva única sobre el placer. Su mensaje a los jóvenes es claro: aprender a prestar atención a las sutilezas, disfrutar de cada experiencia y reconocer que el cerebro es, en definitiva, el órgano sexual más poderoso.

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