Gastón llevó a su familia a Alemania para comenzar una vida mejor pero se encontró con una dura realidad: lo habían estafado y lo dejaron en la calle. Hoy advierte a quienes quieran emigrar.
Como muchos argentinos, Gastón Bossia pensó que dejar el país y buscar nuevos horizontes podría llevarlo a mejorar su calidad de vida. Con una delicada situación económica, buscó alternativas para su futuro y decidió emigrar a Alemania.
Pero la ilusión que fue creciendo durante un año se desvaneció a los pocos días de su llegada. Junto a su mujer y su pequeño hijo de 6 años, fue víctima de un grupo de estafadores que embaucaba extranjeros y quedó varado en Europa sin vivienda ni trabajo.
Gastón cuenta su dura historia para prevenir a quienes quieran irse del país, no para desalentarlos sino para que tomen todos los recaudos necesarios para evitar caer en este tipo de engaños. “Es una mafia, se dedican a estafar gente”, dice con dolor.
En una entrevista con radio Universidad, el bahiense relata el duro momento que le tocó vivir. “Mediante un grupo llamado ‘argentinos en Alemania’ ofrecían trabajo en diferentes sectores.”. Para Gastón, lo más doloroso es que quien se encarga de hacer el contacto es una pareja de argentinos.
Tras hablar durante casi un año con un señor llamado Ricardo Troeger, y hacer varias videollamadas, le enviaron un contrato de trabajo que incluía casa, comida y hasta la escuela para su hijo. Le enviaron los documentos que garantizaban que ellos sólo debían presentarse para trabajar.
La familia vendió todas sus pertenencias, se despidieron de sus afectos, Gastón renunció a su trabajo y emprendieron el viaje. Ya al llegar comenzaron a notar algunas irregularidades.
Les habían prometido buscarlos en el aeropuerto, y no se presentó nadie; les cambiaron la ciudad de destino a último momento, y al llegar a la casa donde los alojarían se encontraron con un lugar inhóspito: un colchón inflable y sin calefacción ni cocina, con temperaturas bajo cero. “Aquella noche mi mujer y yo tuvimos que dormir abrazados con mi hijo debajo nuestro para cobijarlo de tanto frío”, recuerda.
Al día siguiente, sin dejarlo descansar del viaje, lo obligaron a trabajar todo el fin de semana, durante más de 14 horas seguidas cada día, y en horarios diferentes a los preestablecidos. Para colmo, se contagió coronavirus, y lo echaron, ya que no habían llegado a firmar el contrato. Sólo le pagaron los dos días de trabajo. “Vivimos un infierno”, recuerda.
Al encontrarse desamparado en Alemania, contactó diferentes grupos de Facebook de argentinos en Europa. Allí descubrió cómo trabaja esta “mafia”: “Somos 23 los argentinos estafados por las mismas personas”, admitió.
Los supuestos empleadores dicen que son alemanes, pero son colombianos hijos de un alemán. Son tres hermanos: “Se dedican a reclutar gente solamente latina para traer a trabajar acá a las supuestas fábricas que tienen. Lo que hacen es tomarlas de uno o dos meses a cada persona, echarlos para ellos vivir de los contratos que le paga el estado por cada contrato que hacen de cada operario”, explica.
Afortunadamente Gastón logró salir adelante gracias a la ayuda de un señor italiano que tiene una heladería en Alemania y le ofreció casa, comida y trabajo. “Dios me lo mandó de arriba”, agradece ahora.
Pero quiere advertir a quienes buscan nuevos horizontes, para que estén atentos a este tipo de ofertas engañosas. “Ingresó (a Europa) mafia colombiana, turca y china”, asegura. “Y no entiendo cómo el gobierno alemán no toma cartas en el asunto”, afirma.